"La política colonial es hija de la política industrial. El sistema es como una máquina de vapor sin válvula de seguridad, s no tiene como correctivo auxiliar una sana y seria política colonial.
En esta época privaban los factores económicos; la competencia cada vez mayor de los países industrializados y la necesidad de obtener materias primas a precios bajos. Todo ello justificado por una supuesta superioridad de la "Taza blanca", de los europeos sobre las poblaciones nativas. Contribuyó a esta ideología una interpretación de las teorías de Darwin sobre la selección natural y su proyección hacia la vida humana en sociedad; de la misma forma como en el mundo natural sobrevivían los más capaces, asimismo las naciones fuertes debían de predominar y reemplazar a las más débiles, a las inferiores.
Fue así como, en los últimos treinta años del siglo XIX, más de 100 millones de km2 y unos 150 millones de personas pasaron a depender de una u otra forma de los países europeos, especialmente de Francia, Gran Bretaña, Alemania, Bélgica, Holanda e Italia; también, de España y Portugal, aunque de forma marginal. Estos países se expandieron hacia África y el Extremo Oriente; Rusia lo hizo hacia el interior de Siberia, los países caucásicos y centroasiáticos. Con la toma de Abisinia por parte de las tropas italianas de Mussolini, se produjo la última conquista colonial de una potencia europea en el siglo XX.